«En la época del hiperacelere, quiero volver a lo slow». Me topé con esta frase y tuvo el efecto de un
cartel STOP. ¡¿Cómo?! Y más allá de lo que causó en mí, que alguien proclame abiertamente que elige
volver a lo lento, pausado, hacer tiempo, tomarse su tiempo, alguien dispuesto a esperar, algo, lo que
sea, para mí es alguien revolucionario.

Una persona que no se deje llevar por el mandato de la época, de que lo rápido y ágil es mejor. Que
pueda bajarse del multitasking, que no escuche los mensajes de audio a velocidad acelerada o que
espere los siguientes 15 segundos para el siguiente capítulo de la serie. Alguien que no le escape al
tiempo, sino que se apodere de él y lo maneje a su antojo. Quizás, antes de ser revolucionario, será un
privilegiado. No todos podrán hacerlo, por muchas razones.

Ahora, ¿no has pensado alguna vez que esa ansiedad de la que tanto huyes, y con la cual es posible
que te sientas identificado, pueda estar relacionada con el tiempo y la inmediatez con la que exigimos y
somos presionados a vivir nuestra vida?

Lo vemos en las relaciones de hoy: le mandé un mensaje y no me contesta, dice que quiere estar
conmigo y hace dos días que no nos vemos. Quiero dejar de sentirme triste. ¿Cuándo voy a dejar de
sentirme así? Frase que se repite en las primeras entrevistas con los pacientes, ¿hasta cuándo? Como
si existiera un tiempo estipulado y compartido, un decálogo del sufrimiento.

Es fundamental comprender que el sufrimiento, la angustia y la ansiedad son señales que nos indican el
estado de nuestro mundo interno. Debemos hacerles espacio, escucharlos para entender lo que está
sucediendo. No debemos buscar soluciones rápidas que simplemente tapen el vacío, construyendo
defensas alrededor de nuestros corazones.

En Kalei Salud, creemos en abrir ese espacio necesario, en esperar activamente y persistir con
constancia para que vayamos sanando desde dentro. No ofrecemos soluciones temporales, sino un
servicio integral y una garantía extendida. Puede que enfrentes desafíos en el camino, pero no te
sentirás indefenso ni vulnerable. Ese miedo que solía dominarte ya no encontrará refugio en donde solía
esconderse.

Lic. Daniela Agüero
M.P 9806