Una película para pensar en la velocidad de nuestro cotidiano. 

 

El nuevo film de Wim Werders, reconocido director de cine alemán, protagonizado por el japonés Koji Yakusho, puede ser una invitación a pausar nuestro cotidiano, a detenernos en aquellas pequeñas cosas que nos hacen felices y que muchas veces son olvidadas en el transcurrir diario. 

 

Días Perfectos, relata la historia de un hombre que decide tener una vida sin lujos y sin excesos, con una rutina disciplinada en donde congenia su trabajo (de personal de limpieza para una empresa), con el placer por leer, meditar y escuchar casetes. Su rutina diaria se entrelaza con una profunda interioridad conectada con el afuera, la hermosura con que se detiene en las sombras y los movimientos de la naturaleza, en los paisajes y en las miradas humanas que lo atraviesan en medio de la ciudad de Tokio, caóticamente iluminada, tecnologizada y en total aceleración; una ciudad en donde el tiempo no parece detenerse jamás, donde la noche y el día ya no demarcan las horas de trabajo y descanso. 

 

Es quizás una de las mejores películas para interrogarnos por el deseo y por el lugar de lo social en nuestras vidas; algunos de los tópicos que se tocan en un espacio de terapia y/o análisis.

  • ¿Cómo elegir el deseo propio en medio de discursos que nos mandan a gozar de todo y nada a la vez?
  • ¿De qué manera identificar aquello que nos gusta?
  • ¿Cuál es el costo que pagamos por seguir ese deseo?
  • ¿Y cuál el de callarlo o esconderlo?

 

Preguntas que pueden ser respondidas de múltiples maneras y que van a dar cuenta de lo subjetivo y único de cada uno/a. Pero quizás hay algunas ideas que podemos tomar del psicoanálisis para responderlas parcialmente: que el deseo no es educable (lo que no quiere decir que esté fuera de los discursos epocales) y que cuando se cede el deseo, lo que aparece son los síntomas, el malestar. Es el deseo el que motoriza la vida, deseo que hay que escuchar y analizar. 

 

 

Por Paulina Rins

Lic. En Psicología 

M.P 14396