Según una encuesta aleatoria realizada en julio del 2021 por nuestro equipo podemos reconocer que actualmente el 50% de las personas trabaja total o parcialmente de manera remota.

Personas que en su mayoría refirieron estar felices con su puesto de trabajo, pero no así con las nuevas condiciones laborales vinculadas al aislamiento. Si bien, elegir desde donde trabajar puede ser tentador, al mismo tiempo, las personas comenzaron a padecer ansiedad y estrés con mayor facilidad ¿Porque?

Por la falta de espacios y horarios definidos para trabajar (trabajar a deshoras, fines de semana, en el mismo lugar donde se vive, rodeado de personas con las que se convive más que antes, estar en más de una cosa a la vez, etc.)

Por la falta de contacto cara a cara con los compañeros de trabajo (no conocer sus caras, no tener un momento de intercambio en el «mientras» de la jornada laboral, no ver a más personas que aquellas con las que se convive)

Cabe aclarar que los cuadros de ansiedad y estrés conllevan en su mayoría desórdenes en el descanso (insomnio, cansancio permanente) y/o la alimentación (comer a deshoras, comer de más, darse atracones, TCA);y como consecuencia lógica también se vio afectado su desempeño y rendimiento laboral.

La mayoría de las personas encuestadas reconocieron una relación entre la nueva modalidad laboral y su estado de malestar, sumado todo esto a la situación social actual del COVID-19.

¿Qué podemos hacer frente a este panorama? En primer lugar acudir a un especialista que nos escuche y nos ayude a decodificar los motivos del malestar y, en caso de ser necesario, acudir también para seguir un tratamiento farmacológico. En segundo lugar, buscar actividades de dispersión y recreación fuera de nuestro espacio de trabajo, que nos ayuden a distendernos y salir del encierro.