La palabra es lo más bello que se ha creado, es lo más importante de todo lo que tenemos los seres humanos. La palabra es lo que nos salva. Ana María Matute

¿Eres de esas personas que todo lo necesita escribir en un papel o en el bloc de notas del móvil para sentirse mejor? o por el contrario, tal vez sientes un poco de miedo o vergüenza si te imaginas escribiendo todo lo que te sucede en una hoja en blanco. Quizás has escuchado hablar de la escritura terapéutica, pero no sabes bien de qué se trata y por qué se considera terapéutico escribir. 

A continuación vamos a ver algunas razones por las cuales escribir es una herramienta que nos ayuda a sanar, antigua y accesible a partes iguales, utilizada en los contextos más desesperanzadores como fuente de alivio y resignificación. 

Boris Cyrulink señala que todas las penas son soportables si las convertimos en un relato. Una afirmación maravillosa que nos lleva a pensar en numerosos personajes famosos como Miguel de Cervantes, Anna Frank, Victor Frankl, Franz Kafka, Borges, Isabel Allende, entre otros grandes ejemplos de resiliencia. 

Escribir, en palabras de Pennebaker, es una actividad humana tan natural como dibujar. Al igual que en el dibujo en sus diferentes etapas, escribir es una actividad de expresión que permite una descarga en la cual se ponen en juego ambos hemisferios cerebrales. Al ubicar nuestras palabras, las propias y no las de otro, en una hoja o computadora (si la escritura es a mano, mejor, pero ese es otro tema), podemos confesarnos, ser creativos, desahogarnos, liberarnos y hacer un poco menos fatídico el recorrido por nuestros laberintos mentales. Podemos darnos la distancia emocional que necesitamos de aquello que nos duele muy hondo y ordenar nuestras ideas que suelen enmarañarse con facilidad. 

¿Por qué la escritura terapéutica ayuda a tantas personas? 

Escribir, como menciona Mónica Bruder en su libro “Escritura y cuento terapéutico” (2011), es un acto mucho más lento que el pensar. Esta lentitud nos obliga no solo a estar en el aquí y el ahora – tarea más que desafiante en los días que corren – , sino también a ejercitar nuestra introspección, eligiendo, seleccionando y ordenando lo que vamos a bajar por el lápiz o bolígrafo. Es un momento en el cual conectamos con lo que sentimos si nos animamos a entregarnos a lo que cada página en blanco nos propone. 

Muchas personas que vienen a mi consulta, luego de haber realizado actividades de escritura terapéutica, manifiestan haberse dado cuenta y haber descubierto algo sobre ellos que aparece con mayor claridad ante sí mismos. Escribir, por ejemplo, sobre situaciones traumáticas, produce alivio y posibilita la resignificación de lo vivido. Esa toma de distancia, ese ver – nos en nuestras palabras, nos ayuda a pensar y sentir de otra manera sobre lo que pasó, porque sentarse a escribir es habilitar otra conciencia posible, es arrojar una luz diferente sobre aquello que nos está interpelando. Escribir también puede servirnos para cerrar ciclos y abrir nuevos, a modo de ritual simbólico en el cual apoyarnos para hacer un pasaje de una etapa a la siguiente. Nos ayuda a seguir adelante de forma activa,  siendo protagonistas y tomando cartas en el asunto. Hablando de cartas, mediante la escritura de éstas también nos abre la puerta a decir cosas que han quedado pendientes, a despedirnos como tal vez no hemos podido en su momento, por ejemplo. 

¿Puede la escritura terapéutica cambiar lo que me pasó? Sí y no. La escritura terapéutica puede ayudarte a cambiar el sentido de lo que viviste mediante un proceso de deconstrucción y reconstrucción de la historia que te cuentas a ti mismo/a. Puede cambiar tus sentimientos y lo que valoras al respecto de un hecho que te marcó. 

¿Necesito tener experiencia como escritor o escritora profesional para escribir terapéuticamente? rotundamente NO. En la escritura terapéutica no importa ni la estética ni la gramática ni la ortografía. Lo que sí importa es que sea una actividad que te ayude a conectar con esos lugares de ti mismo a los que de otra manera no puedes llegar tan fácilmente. 

La escritura terapéutica, ¿consiste sólo en escribir lo que se me venga a la mente? podría decirse que ése es un ejercicio posible llamado escritura automática, no obstante dentro del universo de la escritura como terapia, existen infinitas formas y propuestas para ayudar a elaborar eventos traumáticos así como también diferentes emociones, autoestima, enfermedades, duelo, etc. Si acudes a un psicoterapeuta que utilice esta técnica, probablemente pueda sugerirte ejercicios con objetivos claros y definidos que considere adecuados para trabajar la o las problemáticas que se van abordando en las sesiones. 

Dijo Graham Greene: la escritura es una forma de terapia, a veces me pregunto cómo hacen todos los que no escriben, componen o pintan para escapar de la locura, melancolía, el pánico y el miedo que es inherente a la situación humana. 

Si quieres leer a los autores que utilicé como referentes para este texto puedes buscar a: Bruder y colaboradores, James Pennebaker, Silvia Adela Kohan, Reyes Adorna Castro. 

 

Julieta Muchiutti. 

Lic. en Psicología

MP 75988